jueves, 19 de julio de 2012

Un buen psicoterapeuta

Por Ricardo Ros, psicólogo, autor del Método Stop a la Ansiedad. Lleva más de tres décadas atendiendo a personas con ansiedad y su método se ha convertido en uno de los mejores sistemas contra la ansiedad. Puedes consultar su blog.



Carl R. Rogers, fundador de la psicoterapia centrada en la persona y al que tuve la suerte de conocer personalmente en 1981, decía que la actitud necesaria y suficiente de un buen psicoterapeuta es la escucha empática y no hacer juicios de valor. Rogers, como pionero de la psicología humanista, fué uno de los primeros psicólogos en enfrentarse a la línea clásica psicoanalítica, situándose en el punto de vista del cliente y abandonando posturas definidas previamente por el profesional y no por el propio cliente. Parece que todos tenemos claro cual NO es la actitud del psicoterapeuta: No entra dentro de la actitud de un buen psicoterapeuta ninguna de estas posturas, a pesar de que hay muchos malos profesionales que utilizan estos recursos: mandar, manipular, amenazar, chantajear, moralizar, culpar, aconsejar soluciones, juzgar, interpretar contenidos, insultar, ridiculizar, consolar, catalogar o alabar comportamientos…
“Escuchar empáticamente”, esa parece ser la clave de todo. Rogers hablaba de “escuchar en espejo”, de “elicitación” y de “paráfrasis”. A través de la escucha empática, Rogers comunicaba al cliente los resultados del proceso de escucha en los distintos niveles de sentimiento, contenido explicativo y demanda.
La PNL ha avanzado un poquito más y nos habla de algo tan esencial como la “calibración”, la “inducción”, la “agudeza sensorial”, el “seguimiento”, la “igualación” o el “metamodelo”. Vamos a ver en qué se concreta todo esto cuando tenemos a un cliente a nuestro lado que se queja de algún problema.
El ser humano, en su proceso cognitivo, no tiene acceso inmediato a la realidad, ni puede captarla como es en sí, sino que lo hace a través de los diversos filtros neurológicos, sociogenéticos e individuales. Y ademas lo hace a través de los sentidos, que han de ser procesados y categorizados por medio de los procesos generales del modelaje (generalización, eliminación, distorsión) con el fin de poder hacerlos manejables simbólicamente. Esto tiene como sonsecuencia que, por un lado, nos hacen posible el conocimiento de la realidad, pero, por otra, nos alejan de ella deformando la representación que nos formamos de ella. Por lo tanto, el origen de los conflictos en el ser humano no se encuentran en la locura, en la maldad o en la enfermedad, sino en que el mapa elegido por esa persona es disfuncional y no le ofrece suficientes alternativas para elegir, porque se representa un modelo sin la riqueza y variedad que tiene la propia realidad.
Si el conflicto es el resultado de un modelo empobrecido de la realidad, la función del psicoterapeuta es facilitar la elaboración de un modelo más rico en alternativas, que permitan elegir opciones más adecuadas a las circunstancias actuales. El psicoterapeuta no puede conocer los modelos del cliente por adivinación, por lo que tiene que servirse de la comunicación por medio del lenguaje (digital y analógico), tiene que estar muy atento al lenguaje de la otra persona para poder acercarse a su modelo del mundo.
¿Cuál es, pues, la actitud básica de un buen psicoterapeuta? La actitud básica de un buen psicoterapeuta consiste en escuchar de forma activa y ser capaz de ampliar el mapa del cliente, dándole acceso a recursos que el propio cliente no reconocía como tales.

Su psicoterapeuta es un bodrio si:

  • le habla de que usted tiene “problemas” difíciles de resolver y que les llevará muchos meses o años de trabajo resolverlos (en realidad le está diciendo que él es un perfecto inepto) 
  • le dice que una psicoterapia bien hecha hace sufrir al paciente (el que sufrirá será su bolsillo) 
  • acaba usted cada sesión más hundido de como la ha empezado. 
  • le pregunta continuos “por qués” (cuando, al cabo de los años de terapia, lleguen al porqué del primer biberón quizás sea necesario volver a empezar) 
  • hace continuas interpretaciones cuando la terapia no avanza le dice que usted se “resiste” (no será su resistencia la causante de eso, sino la ineficacia de su terapeuta) 
  • no nota usted avances rápidos y significativos. Una buena psicoterapia puede llevar su tiempo, pero los avances tienen que ser evidentes desde un primer momento. Aqui no sirve “hoy hemos tenido mala suerte, vuelva usted la semana que viene y veremos qué podemos hacer” 

Su psicoterapeuta es un buen profesional si: 

  • le habla siempre desde un punto de vista positivo y nunca se centra en lo que va mal. 
  • le hacer ver los recursos que usted ya posee y le ayuda a ponerlos en marcha. 
  • sale usted de cada sesión contento y con el ánimo equilibrado. 
  • le informa cláramente del proceso de la terapia y de las posibles consecuencias de las técnicas utilizadas. 
  • le hace sentir que usted es el responsable de sus avances 
  • cuando la terapia no avanza se pregunta en voz alta “qué estamos haciendo de forma errónea y qué tenemos que cambiar para que vaya mejor” 
  • se pregunta cómos y qués, no por qués. 
  • tiene una formación previa en psicología o psiquiatría. 

En definitiva, una definición de la psicoterapia podría ser la técnica de enseñar a elaborar mejores mapas para caminar por el mismo territorio. ¿Es su psicoterapeuta un buen profesor y un buen rediseñador de mapas?

miércoles, 11 de julio de 2012

Malas prácticas y errores terapéuticos

Publicado originalmente en: "Actualidad Clínica en Psicología".

¿Cuáles son los peligros de acudir con un “terapeuta” improvisado, o a una terapia falaz? La mayoría de los “terapuatas” involucrados en métodos falaces suelen ser personas que realmente están convencidas de la efectividad de la psicoterapia que promueven ignorando la dinámica profunda y delicada de los procesos psíquicos, sin darse cuenta que el tratamiento con el cual trabajan carece de fundamento, efectividad y relevancia sanitaria. Algunos tienen conocimientos parciales en psicología, y otros simplemente leyeron un libro que les inspiró, y quieren universalizar su sentimiento a través de una “nueva técnica”. Debido a que carecen de la formación profesional que conlleva dedicarse a la salud mental representan un riesgo a la salud de los pacientes por los errores terapéuticos que sólo se pueden evitar con una formación sólida, una supervisión continua, y un estricto apego a las normas éticas y deontológicas de los profesionales sanitarios. 

Los más comunes son: 

Fortalecimiento del síntoma: Ocurre cuando el terapeuta, con el afán de ganarse la simpatía de sus pacientes, se enfoca en reforzar los rasgos más conscientes y racionales del cuadro clínico para que el paciente “note que hay un cambio” o que “la terapia le está funcionando”. Esto trae como consecuencia un reforzamiento de la sintomatología y una relación de complicidad con el terapeuta donde el paciente cae en el espejismo de la mejoría por el simple hecho de que “el psicólogo dice que todo va bien” o que “está haciendo lo correcto”. 

Ejemplo típico: Una paciente llega a terapia porque su matrimonio de 5 años va mal; siente que ella pone todo de su parte y es su marido quien parece no estar interesado en seguir con la relación. Cuando la paciente aborda el tema del divorcio como la mejor opción, la “terapeuta” pone de ejemplo su propia experiencia ilustrando que el divorcio es lo mejor que le ha pasado en la vida. Esta situación alienta a la paciente a disolver su matrimonio siguiendo el ejemplo de su “terapeuta”. En realidad el matrimonio no ameritaba una separación, y con los años, la paciente nunca puede volver a mantener una relación estable. 

Simplificación del evento: Se debe a una incapacidad del terapeuta para identificar la magnitud que un evento, idea o concepto tiene para un paciente, haciendo una interpretación simplista del mismo. Esto conlleva a sugerir acciones o ideas que alejan todavía más al paciente de su realidad, empeorando el cuadro. 

Ejemplo típico: Un padre de familia acude a terapia porque no puede con las presiones del trabajo, el reciente despido de su mujer, y el hecho de que en tres meses dos de sus hijos entran a la universidad. El “terapeuta” le dice que con unas vacaciones podrá aclarar sus ideas, sin embargo, en las vacaciones el paciente no puede dejar de pensar en sus problemas y cae en una profunda depresión al darse cuenta que su estrés lo persigue a donde vaya. 

Actuación de la Transeferencia: La transferencia es un fenómeno que ocurre en todas las interacciones humanas, y que en la psicoterapia forma parte de los elementos que el terapeuta analiza. Se trata de revivir, recrear o trasferir emociones, conductas o sentimientos del paciente en el entorno terapéutico. La actuación de la transferencia ocurre cuando el “terapeuta” cree que esos sentimientos, conductas o emociones son legítimos y corresponde a los mismos llevándolo a nulificar la efectividad terapéutica del tratamiento, poniéndose a merced del paciente. 

Ejemplo típico: Un paciente le dice a su “terapeuta” que está desesperado porque no encuentra trabajo y tiene miedo de terminar endeudado con muchas personas. El “terapeuta”, comprendiendo la situación, condona sus honorarios hasta que el paciente sea capaz de encontrar trabajo. Tras acumular dos meses de tratamiento a pagar, el paciente desaparece, dejando al “terapeuta” como una persona más a quien el paciente le debe dinero. 

Síndrome del falso recuerdo: Ocurre cuando el “terapeuta”, en su afán por encontrar recuerdos de la infancia del paciente posiblemente relacionados con el cuadro clínico actual, comienza a inducir ideas, sentimientos e imágenes para provocar en un paciente un recuerdo de lo que “el terapeuta cree que pasó”. Los peligros de este síndrome van desde desequilibrios emocionales severos, destrucción del seno familiar, hasta el suicidio. 

Ejemplo típico: Un paciente comienza a presentar un cuadro de incontinencia urinaria en su primer trabajo, aunado a mareos y hormigueo de brazos y piernas. Una vez que se descarta enfermedad médica, el paciente acude con un “terapeuta” quien rápidamente asocia los síntomas con antecedentes de abuso sexual durante la niñez del paciente. El “terapeuta” asocia la figura del jefe en el trabajo con un tío a quien el paciente le tenía mucho miedo de niño, y reconstruye que el jefe en el trabajo le recuerda los abusos que su tío le propinaba cuando niño. El paciente se convence de esta situación y siente que su familia le ha arruinado la vida, dándose a la bebida. 

Esclavización del paciente: Ocurre cuando un “terapeuta” llena sus insatisfacciones personales con pacientes dependientes. Sólo recibe pacientes devotos, que pagan sus honorarios a prontitud, y siempre están dispuestos a modificar los esquemas de citas a la voluntad del terapeuta. Esto genera una relación patológica de dependencia que no tiene ningún beneficio para el paciente, y sólo sirve al “terapeuta” para cubrir sus carencias. En casos extremos, los pacientes se convierten en una especie de secta donde el terapeuta es una variedad de guía espiritual. 

Ejemplo típico: Un paciente que lleva 5 años con su mismo terapeuta se entera de que el terapeuta pronto se irá de la ciudad y entra en crisis. Parte del tratamiento para evitar esta crisis se enfoca en que el paciente busque trabajo en la ciudad donde el “terapeuta” se muda abandonado su familia y amistades con tal de continuar con el tratamiento. Al poco tiempo el “terapeuta” es la única persona con la que el paciente cuenta para darle continuidad a su vida en una ciudad distante y desconocida. 

Explotación sexual: Es toda situación donde el “terapeuta” se relaciona con el paciente de forma distinta a la que tiene que ver con el tratamiento. Dado que el terapeuta cuenta con información privilegiada sobre la vida del paciente, establecer cualquier tipo de relación con éste durante o después del tratamiento está vetado en el código ético de los profesionales de la salud mental. Ninguna modalidad terapéutica justifica el establecimiento de vínculos sexuales con los pacientes como parte del tratamiento, incluso si es el deseo manifiesto del paciente. Esta práctica también incluye la exploración física injustificada fuera de todo contexto clínico como masajes vaginales, felación o caricias en partes íntimas con el argumento de ser “terapéuticas”. 

Ejemplo típico: Un paciente acude a terapia porque nunca ha podido establecer una conversación con las mujeres, y siente que no es atractivo para ellas. Su “terapeuta” es la primera mujer con la que se siente a gusto platicando sobre sus dificultades relacionales. Esta “terapeuta” se siente halagada y considera que establecer una relación amorosa con el paciente puede ser terapéutico para demostrarle que sí puede salir con mujeres. Al terminarse la relación, el paciente trata de repetir este patrón seduciendo doctoras jóvenes con un cuadro hipocondríaco que con el tiempo deriva en impotencia. 

Señales de alarma para identificar malas prácticas Además de los errores terapéuticos arriba listados, la Asociación Americana de Psiquiatría, el Real Colegio de Psicólogos del Canadá, y varios otros grupos colegiados han hecho públicas en diversas ocasiones las señales de alarma que los pacientes y familiares deben observar para identificar cuando un psicólogo está desviándose de su deber profesional. 

El Dr. Stephen Barrett ha condensado estas señales en la siguiente lista: 

  • Abrazos o caricias repetitivas hacia el paciente fuera de la norma social 
  • Encuentros terapeuta-paciente fuera del consultorio, o fuera de los objetivos terapéuticos 
  • Ofertas a los pacientes de voluntariado o asistencia no remunerada como parte de su tratamiento que representan un beneficio económico para el terapeuta 
  • Hablar sobre las vidas de otros pacientes en la consulta 
  • Revelar aspectos personales de la vida cotidiana del terapeuta, tal como prácticas sexuales 
  • Dar o recibir obsequios de valor significativo 
  • Referirse a los pacientes con apodos, apócopes, nombres afectivos o como mascotas 
  • Vestir seductoramente o significativamente discordante para el clima o la actividad a realizar 
  • Pasar por alto pagos atrasados de los pacientes y ofrecer descuentos significativos al tratamiento pese a que el paciente puede seguir costeando los costos actuales 
  • Pedirle al paciente pequeños favores, mandados o diligencias a favor del terapeuta 
  • Utilizar información privilegiada obtenida durante las sesiones para el beneficio personal del terapeuta 
  • Hablar de los problemas personales del terapeuta y pedirle su opinión a los pacientes 
  • Cuestionar las creencias religiosas del paciente al tiempo que el terapeuta promueve su fe o sistema de creencias 
  • Promover militancia política en el partido o corriente a la cual pertenece el terapeuta 
  • Ofrecer oportunidades de inversión o de negocio a los pacientes 
  • Motivar a grupos de pacientes a interactuar en rituales sectarios donde serán guiados espiritualmente por el terapeuta 


lunes, 18 de junio de 2012

Tratamientos para reducir la ansiedad en mujeres perimenopaúsicas (Canal UNED)

 

SINOPSIS: La perimenopausia engloba entre los dos y los cuatro años antes de la menopausia o desaparición permanente de la menstruación, y hasta un año después. En esta fase comienzan los síntomas de tipo fisiólogico y psicológico asociados a la pérdida de la función ovárica y a la disminución de las hormonas femeninas. Es un periodo de transición, que suele pasar desapercibido, a pesar de ocasionar en algunas mujeres importantes alteraciones y trastornos que afectan a su salud y a su bienestar psicológico y social. Montserrat Conde, profesora de psicología de la UNED y Francisco Espejo, psicólogo clínico investigan sobre algunos tratamientos para reducir la sintomatología ansiosa en mujeres perimenopaúsicas. 

PARTICIPANTES: Montserrat Conde Pastor, profesora del Dpto. de Psicología Básica II (UNED); Juan Francisco Espejo Zamora, Psicólogo clínico.

lunes, 16 de abril de 2012

Danzaterapia contra el Parkinson


El English National Ballet, una de las más prestigiosas compañías de danza de todo el mundo, realiza talleres de danzaterapia para personas con enfermedades degenerativas que mediante el ballet tratan de dominar los movimientos de su cuerpo. La experiencia piloto ha tenido éxito y el programa, que ha recibido financiación del estado para tres años, se desarrollará a nivel nacional.

viernes, 6 de abril de 2012

Autismo: Equinoterapía


La equinoterapia o hipoterapia es un tipo de terapia que utiliza caballos como medio de transmisión. Está principalmente dirigida a niños con discapacidades motoras o mentales. Se incluyen diversas técnicas orientadas al tratamiento de personas con discapacidad, en las que el elemento central es el caballo.
Hipoterapia: Consiste en aprovechar los principios terapéuticos del caballo para tratar a personas con discapacidades físicas, ya sean congénitas o adquirida. Se basa en aspectos como la transmisión del calor corporal del cuerpo del caballo a la persona, la de impulsos rítmicos y el movimiento tridimensional.Las sesiones son dirigidas por un fisioterapeuta. La equinoterapia nació en las intalaciones del Pentathlón Deportivo Militar Universitario en 1969, con la nominación de "gimnasia ecuestre", fue introducida por el comandante Rogelio Hernández Huerta, quien era entrenador de gimnasia y preparador físico en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano del Comité Olímpico Mexicano.

viernes, 16 de marzo de 2012

Tratamiento del Trastorno Oposicionista Desafiante

El trastorno oposicionista desafiante es una psicopatología que afecta aproximadamente al 5% de la población infanto-juvenil. En algunos casos los síntomas se atenúan con la edad pero en otras ocasiones se recrudecen. De esta forma, muchos padres no saben qué hacer ni qué medidas tomar para contrarrestar los comportamientos que le hacen daño tanto al niño o al adolescente como a quienes conviven con él.

En primer lugar se debe conocer que existen diferentes aproximaciones terapéuticas ante este trastorno. Casi siempre, la primera opción del psicólogo es optar por la orientación psicoeducativa; es decir, entrenar a los padres para que aprendan cuál es la forma más adecuada de relacionarse con su hijo. En dependencia de la intensidad de la patología, también se puede incorporar la psicoterapia e incluso se puede recurrir al tratamiento farmacológico (se suelen usar, en dependencia de si existen o no otros trastornos asociados, medicamentos como la sertralina, fluoxetina, paroxetina, atomoxetina risperidona y el aripiprazol).

No obstante, los resultados no son inmediatos y el éxito de la terapia dependerá en gran parte de la adherencia terapéutica; en otras palabras, de cuánto se apliquen en la terapia tanto el niño o adolescente como sus padres. Siempre se debe tener presente que el tratamiento del trastorno oposicionista desafiante no es una terapia dirigida exclusivamente al niño sino a toda la familia.

En segundo lugar se debe ser consciente de que cada caso es único por lo que conllevaría un análisis individual que permita implementar, no un tratamiento del trastorno oposicionista desafiante sino un tratamiento de la persona en sí y su entorno familiar específico. No obstante, si hablamos en términos generales podríamos hacer referencia a una serie de pautas o consejos prácticos que podrían ayudarles a manejar en el día a día los comportamientos disruptivos del niño.
  1. Prestar atención a los comportamientos positivos y reforzarlos usando el elogio, el reconocimiento o el agradecimiento. En muchas ocasiones los padres se centran en las conductas negativas porque son las que provocan desazón y displacer pero es muy importante focalizarse en todo lo positivo que realiza el niño. Para comprender la importancia de este cambio de actitud basta ponernos por un segundo en su lugar: ¿qué pensaríamos y cómo actuaríamos nosotros mismos si nunca nos alaban cuando hacemos algo positivo sino que, al contrario, nos recriminan constantemente ante los errores?
  2. Obviar los comportamientos negativos. A veces los gritos y el enfado actúan como reforzadores de las conductas que desearíamos evitar. Por ende, siempre que sea posible y no se trate de un comportamiento imperdonable, es mejor hacer caso omiso de las conductas disruptivas. De esta forma podrían extinguirse por sí solas con el paso del tiempo.
  3. Anticipar las situaciones problemáticas. Si se sabe que existen momentos particularmente tensionantes en los cuales el niño o adolescente suele responder de manera negativa, la mejor opción es anticiparse a su respuesta y proponerle otra actividad u otra manera de enfrentar esta situación.
  4. Explique cuáles son los comportamientos inaceptables y por qué. De esta forma ya el niño sabrá qué se espera exactamente de él. Muchos padres cometen el error de castigar a sus hijos sin haberles dicho jamás qué esperaban de ellos. Por supuesto, esto genera inseguridad y rencor.
  5. Imparta órdenes y establezca normas de forma eficaz y, lo que es aún más importante, hágalas cumplir. En muchas ocasiones se aprecia que detrás del trastorno oposicionista desafiante se esconde un estilo educativo permisivo. Por supuesto, el niño se percata inmediatamente de ello y asume el control volviéndose dominante y manipulador. Ser constantes es un factor clave para poder eliminar las conductas disruptivas.
  6. Utilice el castigo de forma asertiva. Es decir, en vez de pegarle o gritarle, aplique un castigo que le sirva al niño para aprender una lección importante. Recuerda que la violencia genera más violencia por lo que la agresión (ya sea en el plano físico o mental) nunca es la solución más adecuada.
  7. Aplique inmediatamente el castigo. No espere a que la conducta negativa se vuelva a repetir sino que debe atajarla en el momento en que tiene lugar. Además, recuerde que el castigo no debe ser proporcional al nivel de frustración que sientas sino que debe adecuarse a la transgresión real. Aplicar castigos desproporcionados es tan negativo como no hacerlo.
  8. Hágale notar las consecuencias específicas de su comportamiento. El niño con trastorno oposicionista desafiante necesita normas claras pero también debe saber cuáles son las consecuencias de su comportamiento. No se pierda en elucubraciones sobre el futuro, simplemente hágale notar las consecuencias en el aquí y ahora, desde aquellas en el plano material hasta los daños desde la perspectiva emocional.

Fuente:
  • Rigau, E.; García, C. & Artigas, J. (2006) Tratamiento del trastorno de oposición desafiante. Revista de Neurología; 42 (Supl 2): 83-88.


Escrito por Jennifer para Rincón de la Psicología

jueves, 1 de marzo de 2012

Terapia Racional Emotiva (Bases)


Nuestras emociones negativas (ansiedad, depresión, ira) suelen estar causadas por nuestra forma de pensar, nuestro diálogo interno o nuestro filtro mental. En el fondo siempre podemos encontrar un pensamiento con exigencias dogmáticas en forma de "debos" rígidos que generan esas emociones negativas:
  1. Yo debo....
  2. Tú debes...
  3. Las circunstancias deben...

Cuando estos "debos" se contradicen con la realidad, se generan fuerte emociones negativas en forma de ansiedad, ira, depresión o mezclas de ellas. La solución es disputar activa y persistentemente estos pensamientos y sustituirlos por preferencias más flexibles y más racionales.
Estas son ideas básicas de la terapia racional emotivo conductual (TREC) de Albert Ellis.

Terapia Psicológica: Duelo Normal y Duelo Patológico


Diferencias entre el Coaching y la Psicoterapía

Publicado por Eduardo Díez y Pilar Morales Ibáñez en:

A menudo, en la práctica profesional del coaching personal y en las conferencias divulgativas sobre el coaching, nos encontramos con personas que no distinguen claramente la línea divisoria que existe entre el coaching y la psicoterapia.
Por eso, con este artículo, queremos contribuir a esclarecer las diferencias más destacadas que existen, desde nuestro punto de vista, entre ambas disciplinas.
Para ello, recurriremos a la metáfora del entrenador en el ámbito deportivo. Podemos pensar por ejemplo en Toni Nadal, tío y entrenador del tenista Rafa Nadal. Pues bien, podríamos decir que, en el ámbito del coaching personal, el coach es como un entrenador de vida, y en el ámbito del coaching ejecutivo y empresarial, el coach es como un entrenador para el desarrollo de las capacidades y habilidades individuales y grupales de los ejecutivos empresariales y de los equipos de trabajo.
Como todos sabemos, en el ámbito deportivo, el entrenador ayuda al atleta a conseguir su mejor marca, pero el atleta ya posee los recursos físicos y psicológicos que necesita para alcanzarla. El entrenador le ayuda a mantenerse enfocado en su objetivo, le acompaña, le apoya, le exige; pone a su disposición sus conocimientos y su experiencia como entrenador, incluso a veces, aunque no necesariamente, su experiencia como ex-jugador, conectándole en todo momento con su potencial, y ayudándole a desarrollar estrategias de pensamiento y de acción, que le ayuden a conseguir la marca que se haya propuesto.
Sin embargo, si el atleta se lesiona, el entrenador no es el profesional adecuado ni para diagnosticar, ni para curar la lesión. Ese profesional será el médico. Pues bien, salvando las distancias metafóricas, algo parecido ocurre con el coach y el psicoterapeuta, con el coaching y la psicoterapia.
En el ámbito del coaching, trabajamos con personas en situación de normalidad psicológica (ver “Nota” al final de este artículo), con personas que tienen los recursos que necesitan para alcanzar aquello que desean, aunque puede ocurrir que no sean conscientes de ello, y en ese caso, el proceso de coaching les ayudará a descubrirlo. Por eso podemos decir, que el coaching no se inscribe dentro del ámbito de la salud mental, ya que trabaja con personas mentalmente sanas.
En cambio, al igual que ocurre cuando un atleta se lesiona, si una persona no está en condiciones de normalidad psicológica, el coach deja de ser el profesional adecuado para diagnosticar y ayudar a sanar a su cliente. Quien debe realizar esa tarea es el psicoterapeuta, psicólogo o psiquiatra. A no ser, claro está, que el coach, posea además de su formación en coaching, alguna de las titulaciones mencionadas: psicólogo, psiquiatra o psicoterapeuta.
En coaching trabajamos siempre centrados en objetivos, trabajamos el cambio a través de la acción, invitando a las personas a empezar a actuar de forma diferente, para conseguir resultados mejores que los que han obtenido hasta el momento. A bastantes de nosotros, nos resulta a veces dificultoso, empezar a hacer algo diferente y por tanto desconocido y arriesgado, en soledad. Por eso la función del coach, consiste en acompañar a las personas en ese proceso de cambio a través de la acción, ayudándolas a conectar con sus recursos y sus capacidades, orientándolas hacia las soluciones, y descentrando su atención del ámbito del problema, cuando el hecho de concentrarnos más y más en él no nos ayude a resolverlo.
Pero todo ello sin muletas, porque un deportista sano no necesita muletas, todo ello sin que el entrenador empuñe junto con el tenista su raqueta, porque éste no lo necesita. El deportista sano puede y debe responsabilizarse de sus propias acciones, y de las consecuencias de las mismas, para aprender de ellas y orientarse hacia la excelencia.
Por otra parte, existen algunas situaciones, en las que sería posible afrontar una situación de cambio desde ambos enfoques, el de coaching y el terapéutico, por ejemplo, aquellas situaciones para las que sean adecuadas orientaciones psicoterapéuticas tales como la psicología positiva, la logoterapia (terapia del sentido de la vida), o la psicología transpersonal. Pero no vamos a comentar aquí estos casos, porque en este artículo pretendemos únicamente, contribuir a clarificar las diferencias entre el coaching y la psicoterapia, y no centrarnos en los puntos de encuentro que puedan compartir.
Así pues, apoyándonos en lo comentado hasta aquí, presentamos a continuación un cuadro comparativo, en el que figuran las definiciones del coaching y de la psicoterapia, de forma que se puedan apreciar las diferencias más significativas existentes a nuestro juicio entre ambas disciplinas, con la esperanza y el deseo, de que puedan ser de utilidad.

Diferencias entre el COACHING y la PSICOTERAPIA (PSICOLOGÍA y PSIQUIATRÍA)



Nota. En este sentido queremos señalar, que la línea que separa la normalidad de la anormalidad psicológica, no es una línea definida sino difusa: todos tenemos áreas de nuestra personalidad “tocadas”, o como denomina la psicología “neuróticas”. Sin embargo no todos estamos “enfermos” psicológicamente. Como pasa en tantas áreas de la vida, la normalidad psicológica no es tanto una cuestión cualitativa como un asunto de grado, no es tanto una cuestión de blanco/negro como de diferentes tonos de grises, aunque es bien cierto que algunos grises son muy oscuros (psicosis maníaco depresivas) y otros grises lo son tirando al blanco (neurosis moderadas y leves).
  • Pilar Morales Ibáñez. Coach certificada y Didacta de la Asociación Española de PNL. Directora de Adaptic®. Responsable técnico de las certificaciones internacionales en Coaching con PNL impartidas por John Grinder (Co-creador de la PNL) en España y docente de refuerzo en dichas certificaciones. Responsable del área de coaching de Pronokal®. Advanced Coach Certificada por Asociación Internacional de Coaching con PNL. Licenciada en Historia.
  • Eduardo Diez Psicólogo, psicoterapeuta, coach, y formador de PNL desde hace más de 15 años. A lo largo de estos años ha formado numerosas promociones de Practitioner, Master y Trainer en PNL, además de haber impartido Seminarios introductorios y Cursos básicos de PNL, y otros cursos especializados de PNL (salud, negociación, aprendizaje, etc.)

miércoles, 29 de febrero de 2012

"Acompañamiento Terapéutico. Lo Cotidiano, las Redes, sus Interlocutores"



Autor ROSSI , GUSTAVO PABLO
ISBN 9789879165843
Año Edición 2007
Encuadernación Rústica
Idioma Español
Precio 22,00 €uros




Sinopsis

El título de este libro destaca la inclusión del acompañante terapéutico en esa escena en la que participa y construye su trabajo, inmerso en la red social, para que un sujeto con padecimientos psíquicos severos pueda sostenerse en su vida cotidiana. El acompañante terapéutico es un interlocutor para aquel a quien acompaña y, a veces, para su familia. Se explora, luego, ese borde entre lo clínico y lo social, a fin de pensar las condiciones de los tratamientos en el campo de la Salud Mental, en interlocuciones con distintas lecturas y nociones que sustenten sus lineamientos teórico-clínicos. Por su singular investigación acerca del rol del acompañante terapéutico, esta obra resulta indispensable para quienes se formen en el tema, y para los profesionales que utilizan ese recurso terapéutico.

"Terapia Cognitiva con Niños y Adolescentes"

Edición 3ª
Autor BUNGE EDUARDO
ISBN 9789875701748
Año Edición 2011
Páginas 398
Encuadernación Rústica
Idioma Español
Precio 72,90 €uros


Sinopsis

Este libro aparece como una respuesta a las inquietudes de los profesionales que claman por disponer de herramientas atractivas, útiles y valiosas para esta franja evolutiva. La propuesta se desarrolla en un contexto en el cual el humor es el protagonista, lo cual facilita que terapeuta y paciente queden atrapados en tareas sumamente divertidas. La originalidad del uso de: Historietas, narraciones, gráficos, frases incompletas, metáforas, role-playing, etc., ofrece la oportunidad de trabajar fluidamente diversas problemáticas. Las distintas partes del libro permiten descubrir técnicas para los tres objetivos más importantes de una terapia: «Comprender el problema» «solucionar el problema» y «mantener las soluciones». En psicoterapia disponemos de un arsenal bibliográfico de teorías, y de poca obra acerca de cómo se trabaja concretamente en la clínica. Los autores de este libro, brindan un valioso aporte, ya que a partir de su experiencia comparten con el lector técnicas que les han resultado útiles y que han conceptualizado y desarrollado, según su propio decir: «De manera más didáctica, amena y adaptada a nuestro contexto cultural».

domingo, 26 de febrero de 2012

Cómo combatir la ansiedad: Siete estrategias para el dia a dia

La ansiedad es un estado de inquietud de carácter difuso que normalmente la persona no puede explicar. Generalmente cuando se habla de ansiedad no se hace referencia a un temor a algo concreto que se encuentra fuera de nosotros mismos sino que la misma es la expresión de algún tipo de conflicto emocional interno.
A grandes rasgos puede hablarse de dos tipologías de ansiedad: la ansiedad rasgo y la ansiedad estado. Cuando se habla de la ansiedad rasgo nos referimos a una persona que desde épocas muy tempranas de su vida ha sentido ansiedad y esta se ha convertido en una compañera perenne a lo largo de la vida (generalmente estas personas tienen un temperamento que las lleva a actuar muy rápido ante las más diversas situaciones, son fácilmente excitables y les cuesta relajarse). Al contrario, cuando nos referimos a la ansiedad estado es porque existe algún acontecimiento (o conjunto de ellos) que hace que la persona responda de manera ansiosa en momentos puntuales de su vida.
La buena noticia es que la ansiedad se puede revertir, en muchas ocasiones sin tener la necesidad de acudir a los psicofármacos sino a partir de una serie de estrategias muy sencillas.
  1. Tómate tu tiempo para emprender las tareas cotidianas. Muchas de las personas ansiosas se mueven continuamente de un lugar a otro, comen sin sentarse a la mesa, hacen dos o tres cosas a la misma vez. El problema de asumir el día con este estilo apresurado estriba en que nuestro cerebro se está retroalimentando constantemente de las señales que le envía nuestro cuerpo; de esta forma, la agitación psicomotora a la cual nos sometemos, le indica al cerebro que estamos apresurados y ansiosos, lo cual hace que el mismo responda aumentando los niveles de ansiedad. Cuando enfrentamos el día con ansiedad y prisas, estamos creando un círculo vicioso que genera más ansiedad. Por ello el primer paso para combatir la ansiedad se centra en disminuir nuestro ritmo cotidiano.
  2. Controla los movimientos repetitivos propios de la ansiedad. Cuando nos sentimos ansiosos tendemos a jugar nerviosamente con los objetos que están a nuestro alrededor, movemos incesantemente el pie, caminamos de un lado al otro… Estas conductas son percibidas por nuestro cerebro y sólo contribuyen a aumentar la ansiedad. Por ello, es importante estar atentos a la aparición de las mismas y aprender a controlarlas de manera consciente. De esta forma me atrevería a decir que se puede reducir la ansiedad en un 20%.
  3. No dejes tareas pendientes. Una de las cosas que aumenta nuestro estado de ansiedad es saber que tenemos tareas pendientes. En muchas ocasiones simplemente postergamos las tareas porque no tenemos ganas de enfrentarlas pero al final resulta que éstas se van acumulando y se convierten en una fuente innecesaria de tensión. Cuando enfrentas las tareas en la misma medida en que éstas se te van presentando, estaremos eliminando de nuestra vida una fuente ansiógena.
  4. Aprende a decir “no”. En muchas ocasiones la ansiedad aparece porque no sabemos decir “no” y terminamos llenándonos de tareas que no nos permiten disfrutar ni siquiera de una hora libre al día. La persona con tendencia a la ansiedad debe aprender a jerarquizar, determinar cuáles son las tareas más importantes y cuáles, definitivamente, no merecen la pena el esfuerzo. Debemos recordar que las relaciones interpersonales y ayudar a los amigos es importante de la misma forma que es ideal ser un trabajador eficiente, pero para lograr esto necesitamos de la salud psicológica.
  5. Reserva una hora diaria para dedicarla a las actividades que más te gusten. Con mucha frecuencia las personas ansiosas no se dedican tiempo a sí mismas y esto les genera cierta frustración ya que la inmensa mayoría de las actividades cotidianas que realizan no son de su agrado. Cuando realizamos una tarea que realmente nos gusta nuestro cerebro libera sustancias que no sólo nos hacen sentir bien sino que también nos relajan.
  6. Cambia tu forma de pensar. En muchas ocasiones la persona ansiosa también es muy rígida en sus ideas, es perfeccionista y se preocupa demasiado por los acontecimientos venideros. Lo cierto es que usualmente la preocupación por lo que vendrá genera una gran cantidad de ansiedad y desasosiego, temores que finalmente no tienen ningún fundamento. Para controlar la ansiedad no basta con regular los movimientos del cuerpo o con emprender las tareas de una forma más pausada; es importante lograr un cambio interior donde aceptemos que la vida es cambiante y que podemos errar pero lo importante es el camino, no la meta.
  7. Aprende técnicas de relajación o apúntate a ejercicios de Yoga o Tai Chi. En ciertas ocasiones las estrategias anteriormente descritas no bastan para combatir la ansiedad porque ésta se ha instaurado muy profundamente en nuestra personalidad, entonces podemos conjugarlas con la práctica de ejercicios físicos como el Yoga o el Tai Chi, que benefician a nuestro organismo y a la misma vez nos permiten reencontrar la paz interior o por técnicas como la relajación muscular progresiva o la respiración diafragmática.

La Terapia electroconvulsiva o electroshock: Pasado, presente y futuro

La terapia electroconvulsiva (TEC), utilizada desde los años ‘30, estaba considerada como un procedimiento atroz y muy peligroso. De hecho, los pacientes, durante y después del tratamiento, solían sufrir fracturas óseas, arritmias cardíacas y convulsiones, debido a la falta de sedación y la ausencia de anestesia. No obstante, hoy por hoy, siempre bajo anestesia, la TEC es un tratamiento bastante efectivo para tratar, además de la depresión, el trastorno bipolar y otras patologías refractarias al tratamiento psicotrópico.
El origen del electroshock se remonta a las ideas del psiquiatra Ladislau Joseph von Meduna, quien afirmaba que la esquizofrenia y la epilepsia eran entidades antagónicas. Así, si los ataques epileptiformes generaban mejorías en los esquizofrénicos ¿por qué no inducirlos artificialmente? En el año 1927 Von Meduna utilizó el alcanfor con éxito en un paciente esquizofrénico con estupor catatónico, desde hacía cuatro años.
El éxito terapéutico de Von Meduna motivó a Ugo Cerletti a buscar un estímulo epileptógenico menos penoso para el paciente, de esta manera el primer TEC en humanos se realizó en el año 1938. En ese entonces Cerletti comenzó a utilizar la TEC para aliviar la depresión severa.
Vale aclarar que desde aquel momento hasta que hiciese su aparición la clorpromazina (antipsicótico) en el año 1952; la TEC era una de las técnicas más eficaces en el área psiquiátrica.

¿En qué consiste la TEC?

La TEC, si bien no es una técnica muy complicada, se clasifica como un procedimiento quirúrgico.
Mediante unos electrodos colocados en uno o ambos lados de la cabeza de la persona, se aplica durante unos segundos (si bien la intensidad y tiempo depende de cada caso clínico) una carga eléctrica controlada en el tejido cerebral que provoca una desestructuración en la actividad eléctrica propia del cerebro y da lugar a una convulsión generalizada. La finalidad de este procedimiento se centra en alterar los efectos de los neurotransmisores en el sistema nervioso central, de forma que se afecte la transmisión interneuronal.
Vale puntualizar que la TEC se realiza bajo los efectos de anestesia y los relajantes musculares de forma que la actividad convulsiva no afecte al organismo.

¿Cómo actúa la TEC?

El mecanismo de acción general de la TEC sigue siendo desconocido, si bien muchos especialistas coinciden en el hecho general de que este procedimiento actúa sobre los neurotransmisores variando las conexiones sinápticas establecidas.
No obstante, se conoce que la TEC también posee efectos neuroendocrinos aumentando la liberación de varias hormonas y neuropéptidos como la prolactina, ACTH, cortisol, oxitocina y vasopresina. Y de hecho, el aumento de oxitocina, vasopresina y las neurofisinas se correlaciona significativamente con la mejoría de la depresión. (Un análisis más profundo sobre los mecanismos de la TEC se halla en el artículo: "La terapia electroconvulsiva: Teorías explicativas sobre su funcionamiento").

¿Cómo se establece el número de sesiones y la carga eléctrica?

Normalmente el psiquiatra es quien determina el número y la frecuencia del tratamiento, conociendo que una serie promedio comprende 10 sesiones que generalmente son indicadas tres veces por semana en días alternos.
Existen diversas formas para determinar la dosis necesaria para cada caso; si bien como regla general el tratamiento inicia con una dosis eléctrica muy baja que se irá incrementando hasta conseguir la convulsión adecuada que se determina mediante la lectura del EEG. A partir de este punto, la dosis se mantiene o se incrementa gradualmente, siempre usando el criterio del trazado electroencefalográfico.
Otro método hace referencia a la edad de la persona. Se inicia el tratamiento con la mitad de la edad del paciente y luego se va incrementando la dosis conforme avanza el procedimiento.

¿Cuáles son los efectos secundarios de la TEC?

Los efectos secundarios más comunes son: una leve confusión y dolor de cabeza después de la TEC. Estos problemas se vinculan generalmente con el espasmo muscular asociado al estímulo convulsivo ya que aunque se usen relajantes musculares, el estímulo eléctrico aplicado en la zona temporal produce despolarización de los nervios que inervan los músculos mandibulares y la contracción resultante contribuye a generar cefalea de topografía temporoparietal.
También puede mencionarse que en el período inmediatamente posterior a la aplicación de la TEC, son frecuentes las alteraciones del ritmo cardíaco, en forma de bradiarritmias (en un 30% de las personas), taquicardia y extrasístoles. Esto se debe a que el estímulo eléctrico cerebral produce una activación enérgica del sistema nervioso autónomo. No obstante, generalmente estos trastornos se resuelven espontáneamente en pocos minutos.
Por supuesto, la intensidad de estos efectos depende de la susceptibilidad de la persona expuesta a la TEC, de su estado de salud previo, de la técnica utilizada (unilateral o bilateral) y del número y la frecuencia de las sesiones aplicadas.
Dentro de las complicaciones poco frecuentes se halla la convulsión prolongada (una convulsión adecuada debe durar solamente 25 segundos). No obstante, debe aclararse que las convulsiones espontáneas son rarísimas ya que la TEC aplicada a personas con epilepsia contribuye a prevenir las crisis.
Otro de los efectos que se presenta solo en el 10% de los casos es la excitación o delirio postictal. En este caso se refiere a un cuadro de agitación motora al despertar de la anestesia que puede ser causado por una dosis eléctrica excesiva o por una dosis insuficiente de anestesia o relajante muscular.
No obstante, los efectos colaterales más temidos se refieren a los problemas de índole cognitiva como el déficit de memoria que generalmente se resuelve pasados los primeros 45 minutos después de la TEC pero en ocasiones puede extenderse durante meses. Otros problemas que pueden asociarse a la TEC de carácter más persistente son: la euforia, el déficit de atención y los trastornos conductuales o del pensamiento. Si bien normalmente estas alteraciones desaparecen antes de los seis meses.

¿Existen contraindicaciones para la aplicación de la TEC?

Existen ciertas situaciones de riesgo donde no es aconsejable aplicar la TEC: la presencia de tumores o hemorragias cerebrales, los problemas cardiovasculares recientes, las malformaciones vasculares, el embarazo o problemas relacionados con el suministro de la anestesia general.

¿En qué patologías es más efectiva el uso de la TEC?

La TEC se considera efectiva en personas que sufren de depresión mayor, trastorno bipolar o esquizofrenia. Pero generalmente se recomienda solo cuando los síntomas persisten a pesar del tratamiento psicoterapéutico y farmacológico.
No obstante, existen especialistas que recomiendan la TEC como una medida preventiva en aquellos casos donde existe un alto riesgo de suicidio.

¿Mejora la TEC la calidad de vida?

A pesar de las múltiples controversias de las cuales ha sido y es objeto la TEC, un estudio publicado en la British Journal of Psychiatry y realizado por especialistas de la Wake Forest University donde se analizaron a 77 personas con depresión sometidas a la aplicación de diversas series de TEC, afirma que los mismos mostraban una mayor confianza en el tratamiento, superaron los efectos adversos de la TEC y declaraban sentirse mejor.
No obstante, todo no es tan sencillo. Investigadores del Instituto Psiquiátrico Estatal de Nueva York afirman que las tasas de mejoría no son tan elevadas como se espera. Estos investigadores analizaron un total de 347 personas provenientes de siete hospitales a los cuales se les había suministrado la TEC y se les realizó un seguimiento durante 24 semanas.
En contraste con las tasas de remisión esperadas (del 70 al 90%); en este caso solo se apreció una mejoría que oscilaba entre el 30,3% y el 46,7%. Además, entre los remitentes las tasas de recaídas durante el seguimiento fue del 64,3%. La recaída fue más frecuente se evidenció en personas con depresión psicótica.
Debe aclararse que el estudio realizado por los investigadores de la Wake Forest University solo tomó en consideración un periodo de 2 a 4 semanas después de terminar la TEC mientras que la investigación realizada en el Instituto Psiquiátrico Estatal de Nueva York abarcó no solo un mayor número de casos sino también un periodo mayor de tiempo.
Como puede apreciarse, los resultados de la TEC aún son discutibles y en algunos casos las mejorías no siempre son tan evidentes.

Fuentes:
  • Vaughn, W. et. Al. (2004) Quality of life and function after electroconvulsive therapy. British Journal of Psychiatry; 185: 405-409.
  • Prudic, J. et. Al. (2004) Effectiveness of electroconvulsive therapy in community settings. Biological Psychiatry; 55(3): 301-312.
  • Casarotti, H. et. Al. (2004) Electroconvulsoterapia: fundamentos y pautas de utilización. Revista de Psiquiatría Uruguaya; 68(1): 7-41.
  • Porter, R. (2003) Breve historia de la locura. Madrid: Turner Publicaciones.

lunes, 23 de enero de 2012

El "Inconsciente" Un poco de humor


"Cómo elegir el mejor tratamiento psicológico: Formulación de casos clínicos en terapia del comportamiento"


Autor Haynes, Stephen N.
ISBN 9788436825350
Año Edición 2011
Páginas 232
Encuadernación Rústica
Idioma Español
Precio 28,00 €uros



Sinopsis

Una de las tareas más desafiantes que afrontan todos los clínicos (psicólogos, psiquiatras, enfermeros y demás trabajadores de la salud mental) es la de diseñar el mejor plan de intervención posible. Organizar una intervención para personas con problemas de comportamiento es difícil, y seleccionar la estrategia de intervención que se espera que obtenga un beneficio máximo para un paciente particular no es una labor fácil. La formulación de casos clínicos es una integración de la información recogida durante la evaluación del paciente y de los juicios que sobre ella se forma el terapeuta con el objetivo de elegir la mejor intervención posible. En esta obra se hace una presentación, paso a paso, de la formulación de casos clínicos, señalando qué variables evaluar y con qué o cómo hacerlo, cómo extraer inferencias, establecer juicios bien fundamentados y realizar su representación gráfica de forma útil con el objetivo de que tanto el clínico como el paciente logren comprender qué le sucede a este último, por qué le ocurre y qué habría que hacer para solucionar su problema y mejorar su calidad de vida. Esta representación gráfica, por ser altamente intuitiva y comprensible, puede contribuir a que el paciente vea con claridad lo que hay que hacer en terapia y por qué conviene hacerlo, favoreciéndose, por tanto, que aumente su motivación y su colaboración. Este manual no sólo ayudará al clínico a elegir el mejor tratamiento entre los posibles para su paciente, si no también a idear cómo aplicarlo. Aunque se expone con especial detenimiento la formulación de casos clínicos en terapia de conducta, no cabe duda de que también resultará de utilidad a los profesionales clínicos que siguen otras corrientes teóricas, ya que, en última instancia, en todas ellas lo que se pretende con la formulación clínica del caso es averiguar cuál es el mejor tratamiento que se puede emplear con cada paciente concreto y cómo conviene aplicarlo dadas sus circunstancias particulares.