miércoles, 29 de febrero de 2012

"Acompañamiento Terapéutico. Lo Cotidiano, las Redes, sus Interlocutores"



Autor ROSSI , GUSTAVO PABLO
ISBN 9789879165843
Año Edición 2007
Encuadernación Rústica
Idioma Español
Precio 22,00 €uros




Sinopsis

El título de este libro destaca la inclusión del acompañante terapéutico en esa escena en la que participa y construye su trabajo, inmerso en la red social, para que un sujeto con padecimientos psíquicos severos pueda sostenerse en su vida cotidiana. El acompañante terapéutico es un interlocutor para aquel a quien acompaña y, a veces, para su familia. Se explora, luego, ese borde entre lo clínico y lo social, a fin de pensar las condiciones de los tratamientos en el campo de la Salud Mental, en interlocuciones con distintas lecturas y nociones que sustenten sus lineamientos teórico-clínicos. Por su singular investigación acerca del rol del acompañante terapéutico, esta obra resulta indispensable para quienes se formen en el tema, y para los profesionales que utilizan ese recurso terapéutico.

"Terapia Cognitiva con Niños y Adolescentes"

Edición 3ª
Autor BUNGE EDUARDO
ISBN 9789875701748
Año Edición 2011
Páginas 398
Encuadernación Rústica
Idioma Español
Precio 72,90 €uros


Sinopsis

Este libro aparece como una respuesta a las inquietudes de los profesionales que claman por disponer de herramientas atractivas, útiles y valiosas para esta franja evolutiva. La propuesta se desarrolla en un contexto en el cual el humor es el protagonista, lo cual facilita que terapeuta y paciente queden atrapados en tareas sumamente divertidas. La originalidad del uso de: Historietas, narraciones, gráficos, frases incompletas, metáforas, role-playing, etc., ofrece la oportunidad de trabajar fluidamente diversas problemáticas. Las distintas partes del libro permiten descubrir técnicas para los tres objetivos más importantes de una terapia: «Comprender el problema» «solucionar el problema» y «mantener las soluciones». En psicoterapia disponemos de un arsenal bibliográfico de teorías, y de poca obra acerca de cómo se trabaja concretamente en la clínica. Los autores de este libro, brindan un valioso aporte, ya que a partir de su experiencia comparten con el lector técnicas que les han resultado útiles y que han conceptualizado y desarrollado, según su propio decir: «De manera más didáctica, amena y adaptada a nuestro contexto cultural».

domingo, 26 de febrero de 2012

Cómo combatir la ansiedad: Siete estrategias para el dia a dia

La ansiedad es un estado de inquietud de carácter difuso que normalmente la persona no puede explicar. Generalmente cuando se habla de ansiedad no se hace referencia a un temor a algo concreto que se encuentra fuera de nosotros mismos sino que la misma es la expresión de algún tipo de conflicto emocional interno.
A grandes rasgos puede hablarse de dos tipologías de ansiedad: la ansiedad rasgo y la ansiedad estado. Cuando se habla de la ansiedad rasgo nos referimos a una persona que desde épocas muy tempranas de su vida ha sentido ansiedad y esta se ha convertido en una compañera perenne a lo largo de la vida (generalmente estas personas tienen un temperamento que las lleva a actuar muy rápido ante las más diversas situaciones, son fácilmente excitables y les cuesta relajarse). Al contrario, cuando nos referimos a la ansiedad estado es porque existe algún acontecimiento (o conjunto de ellos) que hace que la persona responda de manera ansiosa en momentos puntuales de su vida.
La buena noticia es que la ansiedad se puede revertir, en muchas ocasiones sin tener la necesidad de acudir a los psicofármacos sino a partir de una serie de estrategias muy sencillas.
  1. Tómate tu tiempo para emprender las tareas cotidianas. Muchas de las personas ansiosas se mueven continuamente de un lugar a otro, comen sin sentarse a la mesa, hacen dos o tres cosas a la misma vez. El problema de asumir el día con este estilo apresurado estriba en que nuestro cerebro se está retroalimentando constantemente de las señales que le envía nuestro cuerpo; de esta forma, la agitación psicomotora a la cual nos sometemos, le indica al cerebro que estamos apresurados y ansiosos, lo cual hace que el mismo responda aumentando los niveles de ansiedad. Cuando enfrentamos el día con ansiedad y prisas, estamos creando un círculo vicioso que genera más ansiedad. Por ello el primer paso para combatir la ansiedad se centra en disminuir nuestro ritmo cotidiano.
  2. Controla los movimientos repetitivos propios de la ansiedad. Cuando nos sentimos ansiosos tendemos a jugar nerviosamente con los objetos que están a nuestro alrededor, movemos incesantemente el pie, caminamos de un lado al otro… Estas conductas son percibidas por nuestro cerebro y sólo contribuyen a aumentar la ansiedad. Por ello, es importante estar atentos a la aparición de las mismas y aprender a controlarlas de manera consciente. De esta forma me atrevería a decir que se puede reducir la ansiedad en un 20%.
  3. No dejes tareas pendientes. Una de las cosas que aumenta nuestro estado de ansiedad es saber que tenemos tareas pendientes. En muchas ocasiones simplemente postergamos las tareas porque no tenemos ganas de enfrentarlas pero al final resulta que éstas se van acumulando y se convierten en una fuente innecesaria de tensión. Cuando enfrentas las tareas en la misma medida en que éstas se te van presentando, estaremos eliminando de nuestra vida una fuente ansiógena.
  4. Aprende a decir “no”. En muchas ocasiones la ansiedad aparece porque no sabemos decir “no” y terminamos llenándonos de tareas que no nos permiten disfrutar ni siquiera de una hora libre al día. La persona con tendencia a la ansiedad debe aprender a jerarquizar, determinar cuáles son las tareas más importantes y cuáles, definitivamente, no merecen la pena el esfuerzo. Debemos recordar que las relaciones interpersonales y ayudar a los amigos es importante de la misma forma que es ideal ser un trabajador eficiente, pero para lograr esto necesitamos de la salud psicológica.
  5. Reserva una hora diaria para dedicarla a las actividades que más te gusten. Con mucha frecuencia las personas ansiosas no se dedican tiempo a sí mismas y esto les genera cierta frustración ya que la inmensa mayoría de las actividades cotidianas que realizan no son de su agrado. Cuando realizamos una tarea que realmente nos gusta nuestro cerebro libera sustancias que no sólo nos hacen sentir bien sino que también nos relajan.
  6. Cambia tu forma de pensar. En muchas ocasiones la persona ansiosa también es muy rígida en sus ideas, es perfeccionista y se preocupa demasiado por los acontecimientos venideros. Lo cierto es que usualmente la preocupación por lo que vendrá genera una gran cantidad de ansiedad y desasosiego, temores que finalmente no tienen ningún fundamento. Para controlar la ansiedad no basta con regular los movimientos del cuerpo o con emprender las tareas de una forma más pausada; es importante lograr un cambio interior donde aceptemos que la vida es cambiante y que podemos errar pero lo importante es el camino, no la meta.
  7. Aprende técnicas de relajación o apúntate a ejercicios de Yoga o Tai Chi. En ciertas ocasiones las estrategias anteriormente descritas no bastan para combatir la ansiedad porque ésta se ha instaurado muy profundamente en nuestra personalidad, entonces podemos conjugarlas con la práctica de ejercicios físicos como el Yoga o el Tai Chi, que benefician a nuestro organismo y a la misma vez nos permiten reencontrar la paz interior o por técnicas como la relajación muscular progresiva o la respiración diafragmática.

La Terapia electroconvulsiva o electroshock: Pasado, presente y futuro

La terapia electroconvulsiva (TEC), utilizada desde los años ‘30, estaba considerada como un procedimiento atroz y muy peligroso. De hecho, los pacientes, durante y después del tratamiento, solían sufrir fracturas óseas, arritmias cardíacas y convulsiones, debido a la falta de sedación y la ausencia de anestesia. No obstante, hoy por hoy, siempre bajo anestesia, la TEC es un tratamiento bastante efectivo para tratar, además de la depresión, el trastorno bipolar y otras patologías refractarias al tratamiento psicotrópico.
El origen del electroshock se remonta a las ideas del psiquiatra Ladislau Joseph von Meduna, quien afirmaba que la esquizofrenia y la epilepsia eran entidades antagónicas. Así, si los ataques epileptiformes generaban mejorías en los esquizofrénicos ¿por qué no inducirlos artificialmente? En el año 1927 Von Meduna utilizó el alcanfor con éxito en un paciente esquizofrénico con estupor catatónico, desde hacía cuatro años.
El éxito terapéutico de Von Meduna motivó a Ugo Cerletti a buscar un estímulo epileptógenico menos penoso para el paciente, de esta manera el primer TEC en humanos se realizó en el año 1938. En ese entonces Cerletti comenzó a utilizar la TEC para aliviar la depresión severa.
Vale aclarar que desde aquel momento hasta que hiciese su aparición la clorpromazina (antipsicótico) en el año 1952; la TEC era una de las técnicas más eficaces en el área psiquiátrica.

¿En qué consiste la TEC?

La TEC, si bien no es una técnica muy complicada, se clasifica como un procedimiento quirúrgico.
Mediante unos electrodos colocados en uno o ambos lados de la cabeza de la persona, se aplica durante unos segundos (si bien la intensidad y tiempo depende de cada caso clínico) una carga eléctrica controlada en el tejido cerebral que provoca una desestructuración en la actividad eléctrica propia del cerebro y da lugar a una convulsión generalizada. La finalidad de este procedimiento se centra en alterar los efectos de los neurotransmisores en el sistema nervioso central, de forma que se afecte la transmisión interneuronal.
Vale puntualizar que la TEC se realiza bajo los efectos de anestesia y los relajantes musculares de forma que la actividad convulsiva no afecte al organismo.

¿Cómo actúa la TEC?

El mecanismo de acción general de la TEC sigue siendo desconocido, si bien muchos especialistas coinciden en el hecho general de que este procedimiento actúa sobre los neurotransmisores variando las conexiones sinápticas establecidas.
No obstante, se conoce que la TEC también posee efectos neuroendocrinos aumentando la liberación de varias hormonas y neuropéptidos como la prolactina, ACTH, cortisol, oxitocina y vasopresina. Y de hecho, el aumento de oxitocina, vasopresina y las neurofisinas se correlaciona significativamente con la mejoría de la depresión. (Un análisis más profundo sobre los mecanismos de la TEC se halla en el artículo: "La terapia electroconvulsiva: Teorías explicativas sobre su funcionamiento").

¿Cómo se establece el número de sesiones y la carga eléctrica?

Normalmente el psiquiatra es quien determina el número y la frecuencia del tratamiento, conociendo que una serie promedio comprende 10 sesiones que generalmente son indicadas tres veces por semana en días alternos.
Existen diversas formas para determinar la dosis necesaria para cada caso; si bien como regla general el tratamiento inicia con una dosis eléctrica muy baja que se irá incrementando hasta conseguir la convulsión adecuada que se determina mediante la lectura del EEG. A partir de este punto, la dosis se mantiene o se incrementa gradualmente, siempre usando el criterio del trazado electroencefalográfico.
Otro método hace referencia a la edad de la persona. Se inicia el tratamiento con la mitad de la edad del paciente y luego se va incrementando la dosis conforme avanza el procedimiento.

¿Cuáles son los efectos secundarios de la TEC?

Los efectos secundarios más comunes son: una leve confusión y dolor de cabeza después de la TEC. Estos problemas se vinculan generalmente con el espasmo muscular asociado al estímulo convulsivo ya que aunque se usen relajantes musculares, el estímulo eléctrico aplicado en la zona temporal produce despolarización de los nervios que inervan los músculos mandibulares y la contracción resultante contribuye a generar cefalea de topografía temporoparietal.
También puede mencionarse que en el período inmediatamente posterior a la aplicación de la TEC, son frecuentes las alteraciones del ritmo cardíaco, en forma de bradiarritmias (en un 30% de las personas), taquicardia y extrasístoles. Esto se debe a que el estímulo eléctrico cerebral produce una activación enérgica del sistema nervioso autónomo. No obstante, generalmente estos trastornos se resuelven espontáneamente en pocos minutos.
Por supuesto, la intensidad de estos efectos depende de la susceptibilidad de la persona expuesta a la TEC, de su estado de salud previo, de la técnica utilizada (unilateral o bilateral) y del número y la frecuencia de las sesiones aplicadas.
Dentro de las complicaciones poco frecuentes se halla la convulsión prolongada (una convulsión adecuada debe durar solamente 25 segundos). No obstante, debe aclararse que las convulsiones espontáneas son rarísimas ya que la TEC aplicada a personas con epilepsia contribuye a prevenir las crisis.
Otro de los efectos que se presenta solo en el 10% de los casos es la excitación o delirio postictal. En este caso se refiere a un cuadro de agitación motora al despertar de la anestesia que puede ser causado por una dosis eléctrica excesiva o por una dosis insuficiente de anestesia o relajante muscular.
No obstante, los efectos colaterales más temidos se refieren a los problemas de índole cognitiva como el déficit de memoria que generalmente se resuelve pasados los primeros 45 minutos después de la TEC pero en ocasiones puede extenderse durante meses. Otros problemas que pueden asociarse a la TEC de carácter más persistente son: la euforia, el déficit de atención y los trastornos conductuales o del pensamiento. Si bien normalmente estas alteraciones desaparecen antes de los seis meses.

¿Existen contraindicaciones para la aplicación de la TEC?

Existen ciertas situaciones de riesgo donde no es aconsejable aplicar la TEC: la presencia de tumores o hemorragias cerebrales, los problemas cardiovasculares recientes, las malformaciones vasculares, el embarazo o problemas relacionados con el suministro de la anestesia general.

¿En qué patologías es más efectiva el uso de la TEC?

La TEC se considera efectiva en personas que sufren de depresión mayor, trastorno bipolar o esquizofrenia. Pero generalmente se recomienda solo cuando los síntomas persisten a pesar del tratamiento psicoterapéutico y farmacológico.
No obstante, existen especialistas que recomiendan la TEC como una medida preventiva en aquellos casos donde existe un alto riesgo de suicidio.

¿Mejora la TEC la calidad de vida?

A pesar de las múltiples controversias de las cuales ha sido y es objeto la TEC, un estudio publicado en la British Journal of Psychiatry y realizado por especialistas de la Wake Forest University donde se analizaron a 77 personas con depresión sometidas a la aplicación de diversas series de TEC, afirma que los mismos mostraban una mayor confianza en el tratamiento, superaron los efectos adversos de la TEC y declaraban sentirse mejor.
No obstante, todo no es tan sencillo. Investigadores del Instituto Psiquiátrico Estatal de Nueva York afirman que las tasas de mejoría no son tan elevadas como se espera. Estos investigadores analizaron un total de 347 personas provenientes de siete hospitales a los cuales se les había suministrado la TEC y se les realizó un seguimiento durante 24 semanas.
En contraste con las tasas de remisión esperadas (del 70 al 90%); en este caso solo se apreció una mejoría que oscilaba entre el 30,3% y el 46,7%. Además, entre los remitentes las tasas de recaídas durante el seguimiento fue del 64,3%. La recaída fue más frecuente se evidenció en personas con depresión psicótica.
Debe aclararse que el estudio realizado por los investigadores de la Wake Forest University solo tomó en consideración un periodo de 2 a 4 semanas después de terminar la TEC mientras que la investigación realizada en el Instituto Psiquiátrico Estatal de Nueva York abarcó no solo un mayor número de casos sino también un periodo mayor de tiempo.
Como puede apreciarse, los resultados de la TEC aún son discutibles y en algunos casos las mejorías no siempre son tan evidentes.

Fuentes:
  • Vaughn, W. et. Al. (2004) Quality of life and function after electroconvulsive therapy. British Journal of Psychiatry; 185: 405-409.
  • Prudic, J. et. Al. (2004) Effectiveness of electroconvulsive therapy in community settings. Biological Psychiatry; 55(3): 301-312.
  • Casarotti, H. et. Al. (2004) Electroconvulsoterapia: fundamentos y pautas de utilización. Revista de Psiquiatría Uruguaya; 68(1): 7-41.
  • Porter, R. (2003) Breve historia de la locura. Madrid: Turner Publicaciones.